martes, 29 de enero de 2013

DE LA LUJURIA AL AMOR.


DE LA LUJURIA AL AMOR

Pobres tetas, siempre apretadas y descubiertas. Su culpa era estar voluminosas en un cuerpo algo feo. Les era agradable ser lo mejor del cuerpo pero tenía sus desventajas.
Andaban a la par, gozando de una fama abrupta. Fuertes, siempre lograban parar a más de uno de sus compañeros de pasión aún sin si quiera tocarlos. Algunos tenían suerte y podrían ser apapachados por ellas. Les agradaba mucho su compañera, ágil como la serpiente, siempre húmeda y cálida, sobre todo el jugueteo que realizaba con sus pezones.
Y claro que había malas noches: el insoportable olor a pescado muerto,  dientes agresivos, bocas grotescas, miradas incomodas, etc.
Gozaron de una fama jovial y agradable, con algunos inconvenientes, pero sobre todo fueron felices es su apogeo.
Tiempo después su cuerpo cayó en una enfermedad.  Tuvieron que pasar semanas dentro de la cama, lo curioso era que esta vez no tenían compañía. Era difícil entender esa soledad en el lugar que tantas veces su cuerpo gozaba de tanta adrenalina. Pasaron fines de semanas sin siquiera sentir unos labios o el calor de un pecho. Pensaron que sus días de gloria habían desaparecido y que ahora les tocaba pasar a lo tan comentado “jubilarse”. Se resignaron y sin más que discutir, cayeron. Cada vez estaban más lejos de la cabeza y más cercas de las piernas. Este cuerpo, pasada la enfermedad, siguió en sus andanzas. Las tetas ya no eran las misas. Había que hacerse de una faja y algún brasier con varillas resistentes para hacerlas volver a la vida. Volvieron a darse los lujos de la lujuria sin desenfreno. Una etapa dura para estas tetas. Entraron en depresión: sabían que algo les había pasado, pero no sabían que. Este inestable suceso las aturdía. Llegaban más seguidos los olores fétidos e insoportables. Un sin fin de maltratos.
Pasaron horas y horas pensando en alguna solución para que su dueña dejara aquel ajetreo sin sentido, ellas se sentía ya demasiado abatidas y preferían disfrutar un aire fresco que una noche desgastante. Intentaron de todo. Abstinencia, reproches, hasta habían planeado, entre ambas, enfermarse pero no lo creyeron conveniente porque una de las dos tendría que morir.
La vagina que comenzó a escuchar estas quejas y comprendiendo, en la mayoría de los casos, intervino en una de estas platicas.
-He escuchado sobre una solución- dijo interrumpiendo la conversación de las tetas- dicen que es muy eficiente y, que a cambio de lo anterior, este engendra una especie de satisfacción sin culpa.
-¿Qué se trae esta vieja?- dijo una teta cuestionando a la otra- si ella es una de las principales culpables de nuestra desgracia: si no fuera tan insaciable.
-Sé que creen que soy la culpable, pero les traigo una solución que, aunque no me crean, yo también me siento cansada, algo irritada.
-Haber dinos cual es esa tu solución
-De seguro que será-dijo la otra teta riéndose- tener sexo sin parar ja, ja, ja…
-Bueno tengan paciencia, escuchen mi propuesta y ya rebuznaran. Mi amigo el “Pelón” me comento que hay algo que se le llama amor. Que es como una semilla que crece dentro del cuerpo. Dicen que es algo bello, hermoso, puro como el agua cristalina. Lleno de gloria.
-He escuchado algo de eso de mi amiga la lengua- comento una teta a la otra.
Continuaron con esta conversación por horas. Intentaron buscar cómo lograrlo. La vagina tenía un plan. Dentro de 3 meses habían logrado su objetivo. No sentían este cambio tan esperado. Dentro de otros 3 meses. Vieron como su creó un gran puente entre la vagina y las tetas, un bulto que crecía con el tiempo. Creció el vientre, crecieron las tetas... alegres desde este nuevo cambio; no dejaron de elogiar a la vagina. Todo era indescriptiblemente bello.
Pasaron alrededor de 3 a 5 meses.
Se inundaron de una gran tristeza. Ese gran puente había desaparecido. Un extraño objeto había salido de la vagina. Creyeron que la vagina los había metido en un embrollo y habían sido timadas. Vieron como poco a poco regresaba lo anterior. Este objeto salido de la vagina se acercaba a su pecho. Decepcionadas y aterradas por todo aquel cambio. Entraron en el abismo más cruel e insoportable. Este cuerpo extraño aún no las tocaba.
Sufrieron una metamorfosis indescriptible y maravillosa. La conexión entre la madre y el hijo. Daban vida a este cuerpo suave y cálido. Conociendo el amor. Llenas de un éxtasis. Conocieron la felicidad y el amor. 

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