DE LA LUJURIA AL AMOR
Pobres
tetas, siempre apretadas y descubiertas. Su culpa era estar voluminosas en un
cuerpo algo feo. Les era agradable ser lo mejor del cuerpo pero tenía sus desventajas.
Andaban a la
par, gozando de una fama abrupta. Fuertes, siempre lograban parar a más de uno de
sus compañeros de pasión aún sin si quiera tocarlos. Algunos tenían suerte y podrían
ser apapachados por ellas. Les agradaba mucho su compañera, ágil como la
serpiente, siempre húmeda y cálida, sobre todo el jugueteo que realizaba con
sus pezones.
Y claro que
había malas noches: el insoportable olor a pescado muerto, dientes agresivos, bocas grotescas, miradas
incomodas, etc.
Gozaron de
una fama jovial y agradable, con algunos inconvenientes, pero sobre todo fueron
felices es su apogeo.
Tiempo después
su cuerpo cayó en una enfermedad. Tuvieron
que pasar semanas dentro de la cama, lo curioso era que esta vez no tenían compañía.
Era difícil entender esa soledad en el lugar que tantas veces su cuerpo gozaba
de tanta adrenalina. Pasaron fines de semanas sin siquiera sentir unos labios o
el calor de un pecho. Pensaron que sus días de gloria habían desaparecido y que
ahora les tocaba pasar a lo tan comentado “jubilarse”. Se resignaron y sin más
que discutir, cayeron. Cada vez estaban más lejos de la cabeza y más cercas de
las piernas. Este cuerpo, pasada la enfermedad, siguió en sus andanzas. Las
tetas ya no eran las misas. Había que hacerse de una faja y algún brasier con varillas
resistentes para hacerlas volver a la vida. Volvieron a darse los lujos de la
lujuria sin desenfreno. Una etapa dura para estas tetas. Entraron en depresión:
sabían que algo les había pasado, pero no sabían que. Este inestable suceso las
aturdía. Llegaban más seguidos los olores fétidos e insoportables. Un sin fin de maltratos.
Pasaron
horas y horas pensando en alguna solución para que su dueña dejara aquel
ajetreo sin sentido, ellas se sentía ya demasiado abatidas y preferían disfrutar
un aire fresco que una noche desgastante. Intentaron de todo. Abstinencia,
reproches, hasta habían planeado, entre ambas, enfermarse pero no lo creyeron
conveniente porque una de las dos tendría que morir.
La vagina
que comenzó a escuchar estas quejas y comprendiendo, en la mayoría de los casos,
intervino en una de estas platicas.
-He
escuchado sobre una solución- dijo interrumpiendo la conversación de las tetas- dicen
que es muy eficiente y, que a cambio de lo anterior, este engendra una especie de
satisfacción sin culpa.
-¿Qué se
trae esta vieja?- dijo una teta cuestionando a la otra- si ella es una de las
principales culpables de nuestra desgracia: si no fuera tan insaciable.
-Sé que
creen que soy la culpable, pero les traigo una solución que, aunque no me
crean, yo también me siento cansada, algo irritada.
-Haber dinos
cual es esa tu solución
-De seguro
que será-dijo la otra teta riéndose- tener sexo sin parar ja, ja, ja…
-Bueno
tengan paciencia, escuchen mi propuesta y ya rebuznaran. Mi amigo el “Pelón” me
comento que hay algo que se le llama amor. Que es como una semilla que crece
dentro del cuerpo. Dicen que es algo bello, hermoso, puro como el agua
cristalina. Lleno de gloria.
-He
escuchado algo de eso de mi amiga la lengua- comento una teta a la otra.
Continuaron
con esta conversación por horas. Intentaron buscar cómo lograrlo. La vagina tenía
un plan. Dentro de 3 meses habían logrado su objetivo. No sentían este cambio
tan esperado. Dentro de otros 3 meses. Vieron como su creó un gran puente entre
la vagina y las tetas, un bulto que crecía con el tiempo. Creció el vientre, crecieron las tetas... alegres desde este nuevo cambio; no
dejaron de elogiar a la vagina. Todo era indescriptiblemente bello.
Pasaron alrededor
de 3 a 5 meses.
Se inundaron
de una gran tristeza. Ese gran puente había desaparecido. Un extraño objeto
había salido de la vagina. Creyeron que la vagina los había metido en un
embrollo y habían sido timadas. Vieron como poco a poco regresaba lo anterior.
Este objeto salido de la vagina se acercaba a su pecho. Decepcionadas y
aterradas por todo aquel cambio. Entraron en el abismo más cruel e
insoportable. Este cuerpo extraño aún no las tocaba.
Sufrieron
una metamorfosis indescriptible y maravillosa. La conexión entre la madre y el
hijo. Daban vida a este cuerpo suave y cálido. Conociendo el amor. Llenas de un
éxtasis. Conocieron la felicidad y el amor.