lunes, 11 de abril de 2016

TU MIRADA

Empuñaré la mirada para declararme audaz. 
Embestiré los dolores de las ilusiones. 
Papel y lápiz serán el asidero de mis desvelos 
y los duelos de la soledad y la oscuridad 
que me abaten desde que te veo a los ojos. 
Numen de mis desenfrenados ensimismamientos 
que en el velero de tu nombre tallo a mano;
Adalid de mil batallas soy, entonces. 
Y me aferro, con gran ahínco, al duelo del amor, del ensueño, 
de las mentiras piadosas que me digo y que me creo vorazmente. 
EL miedo y el temor parecen dilatarse y desaparecer entre la niebla de la noche. 
Combato a las bestias, huyen ante la tinta, el papel, las aspiraciones de un guerrero enamorado. Se agitan las olas mientras pueden, el mar tiembla desde sus entrañas. Ruge, sabotea las barcas, los peces sobresalen de las profundas aguas para alabar a la noche y a la luna. Se consumen las horas y la batalla parece no cesar. 
El amanecer trae consigo muchas embarcaciones y el caballero de mil batallas parece quebrantarse y volverse un pájaro que resguarda en vela, esperando una noche más...