miércoles, 27 de mayo de 2015

Desde las coordenadas adecuadas

Jamás vi, mujer alguna,
que sonriera como tú.
Que me enredara en su locura,
tanto como en su cordura.
Siempre me posesioné en las coordenadas
adecuadas, para mirarte sin que me miraras.
Pero también para que cuando lo hicieras,
fuese por iniciativa tuya, y me ayudaras a viajar.
Esta vida no sería nada sin esa dosis que me robo de ti.

Mi mitad o mi todo

Mi mitad, o mi todo, no queda ahí,
se deforma o transfigura, 
para bien o para mal...
En una revisión de daños no se vería la diferencia.
Qué más da... 
Que vuele, si tiene alas;
que cante, si tiene voz;
que se arrastre, si ha quedado mutilado;
que coma tierra, si es la única opción.
¡Que quede inmóvil!
Que su respiración sea forzada,
que quede al límite de la vida...
Qué más da...
Que se deforme o se transfigure,
según el silencio, la soledad,
la oscuridad o la realidad,
se lo exija.
¡Qué más da!
Si ya en este cuerpo inerte
el delirio se lo exige...

Escaparé a donde el ruido colma las calles

Mañana escaparé a donde el ruido colma las calles,
donde el silencio se esconde como roedor, entre las grietas.
Me refugiaré bajo la sombra de algún árbol,
y mientras todo asiste deprisa, miraré con desdén.
El hastío hervirá mi sangre. No correré.
(Odio la mezcla entre gente y ruido)
Sembraré mis raíces junto al árbol.
Seguro que él también odia algo.
Evitaré todo contacto con el cielo y el árbol,
sólo miraré cómo se sustrae la prisa.
La miraré convulsionarse, y comerse ella misma.
La sangre, seguro, tambien me hará revolcarme.
En este hastío nos veremos cara a cara, sin cuerpos.

miércoles, 6 de mayo de 2015

...Y ASÍ TE AMO, AUNQUE TÚ NO LO SEPAS



¿Cómo no mirarte si tu cabello
y tu rostro angelical
me hacen girar 
para mirarte,
como dos imanes
ante sus dos polos iguales?

¿Cómo no mirarte?

Viajaría todo el espacio/tiempo que fuese necesario.
para que las fuerzas magnéticas nos unieran.

Ya tu polaridad,
tan distinta a la mía,
nos atraería,
inevitablemente.
No podríamos separarnos.

Uno junto al otro,
como dos locos enamorados,
disfrutaríamos del eclipse,
de la metamorfosis.

Juraríamos a los filósofos
que la utopía existe,
y que somos poseedores de ella.

Inexorable es la verdad:
yo no provoco nada en ti.
Me desmagnetizas
desordenando mis órbitas,
Me quemas como un soplete
al rojo vivo... sin decir palabra alguna.
Mi temor a conquistarte me congela el alma.

...Y así muero,
y vuelvo a nacer,
cuando sin quererlo,
te vuelvo a ver. 

La última carta sobre tu adiós.



Las letras callaron,
se enmudecieron sobre el papel,
estaban incómodas.
Parecían venir de otro mundo,
y que les apuraba el deseo de huir.
Desesperadas se agolpaban 
unas tras otras.  
Se veía cómo les palpitaba 
el corazón, ¡cómo sufrían!
Sangraron y lloraron...
Ahora esa carta es vieja,
arrugada, amarillenta y olvidada.
Sobre mi mano derecha
se escurre la tinta,
a la hoguera van.
Mientras caen, juran vengarse... (de ti)