lunes, 10 de noviembre de 2014

Velando su recuerdo

Escribo desde el rincón aquel donde ella gritaba mi nombre, con tanta pasión que la lluvia temblaba. Yo la conocí cuando sus hojas se desprendían tras el viento que la abatía. Esas mismas hojas que se amotinaban tras mi espalda. Escribo con la daga del olvido y con la sangre que esta misma desprende de mi alma. Mis manos, las flores que nacían en su cuerpo, están llenas de sangre. Esta mi terquedad de escribir sobre su recuerdo, de asesinarla cuantas veces sea necesario para verla resucitar.
Escribo desde el lado oscuro de la cama donde, noche tras noche, velo su recuerdo. Donde conservo, intacta, su sombra: la azoto y me refugio en ella, interminablemente.   

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