jueves, 8 de mayo de 2014

Ebriedad fúnebre

Insoportable como la soledad.
Tan hiriente y tercamente aislada,
me ardes, como a toda esta gente. Amada
mía, a tragos amargos, esta ebriedad

soporto. Estás y no. ¡Qué atrocidad!
Temeroso odio tu ausencia infundada.
Dios y su imaginación limitada
me aferran a esta grande calamidad

Bebo, forzadamente, tus recuerdos.
Me duele, amor, la piel de no tenerte
mis oídos han quedado sordos, sordos...

Sin ojos, labios u oídos he olvidarte.
Ebrio de impotencia he de callarlos,
he de morir ebrio por muerte.

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