lunes, 10 de febrero de 2014

Sigues ahí como un fantasma

Parece mentira, cada que entro en mi habitación siento tu mirada sobre mí, espiándome. Como si nunca te hubiera olvidado, y en cambio, te hubiera aguardado en alguna parte de él y desde ahí me miraras, recordándome cada una de las historias que vivimos en este pequeño escombro. Cuando alguien nuevo llega a él tú me dices, tras el oído, qué lugares no debe tocar. Cuando llega una mujer, me gritas (con amor) que no debe tocar ese mismo colchón donde estuvimos tu y yo alguna vez. El  que ni yo mismo puedo tocar. Sigues ahí como un fantasma. Cuando me entrego a alguien más, (me recuerdas que jamás podre escribir sobre tu nombre) me dices lo que yo mismo no me digo, que trato de llenar tu ausencia. Sigues ahí, como un fantasma.

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