jueves, 8 de agosto de 2013

Postrada en mis escritos.

Querido lectores seguro les habrá pasado, al igual que yo, imaginar miles de palabras de esa persona que amaron mucho, pero razones inevitables ya no están con ella, aquellas frases que nunca dijo pero que siempre quisieron escuchar de sus labios.
Trata de un escritor, que sin saberlo, su ex-novia se presenta en su libreta disfrútenlo.

Nos quedamos deseándonos y nada más, a mí también me hubiera gustado vivir a tu lado toda la vida, disfrutar de tus labios cuanto estuvieran dulces, desabridos o amargos. Reír contigo por horas, por segundos...
No te miento, hasta ahora, en este mismo instante, me gustaría estar a tu lado, y tú lo sabes pero al igual que yo, no harás nada. Nos quedaremos deseándonos calladamente. Sufrimos de amor eterno no sembrado.  Anhelamos abrazarnos, vernos, besarnos. Hoy daríamos todo por un minuto de pelea o por un segundo de risas.
Muero por besarte, tú lo sabes y yo sé que tú también mueres por besarme. Ambos sabemos tanto uno del otro, pero jamás lo escucharemos del la boca del otro. Tú no lo escucharás de mis labios, así que hoy me plasmas en estas hojas haciéndote creer que soy yo quien te habla, que te deseo y muero por ti. Me encierras en tus recuerdos, en tus escritos, en esta débil tinta.  
Es triste la realidad, amor no soy yo quien te habla, pero si fuero yo te daría un consejo, decide si le haces caso a tu creación:

Deja de plasmarme en tus libretas, ¡ven, corre que te estoy esperando! ¡no tardes más! que no esperaré una vida entera, sabes que te necesito, deja de hacerme el amor textualmente, ven y házmelo físicamente. 

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