A esta silla
de ruedas.
Inmutable, por
horas, sobre las ruedas
Mi cuerpo inerte.
Y gira la
vida
El aire se quebranta
ante mi cuerpo
Todo gira,
menos este pedestal, muerto.
En el cual subsisto
a medias
El dolor no
redice en mí,
Sino en los
desterrados
Sin raíces sin escrúpulos
Que se
atreven a verme de lejos y abandonarme.
Lo que pasa,
es que todo pasa.
Mi alma como
enredadera
Crece y
crece…
Y la
oscuridad avanza
Conforme las
ramas van creciendo
Me voy
hundiendo,
Me entierro
en mi propia alma
Para no ser
más yo mismo.
Duele ser
esta alma
Cobarde y
provista de pero’s
Sólo soy un
mal poeta
Atrapado en
esta silla de la espera
¡Qué importa
más el silencio!
Si es tan
ensordecedor que el ruido externo
Me miento al
contemplar este silencio
Y me interno
en el mar de los ensueños.
Me figuro en
otro, que no soy yo
Sin dejar de
serlo
(Una
máscara, por supuesto)
Es mi voz, pero
ante el espejo
Soy otro
perverso
Enredado contra
mí
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